El sistema de transporte sanitario en España ofrece diferentes opciones para cubrir las necesidades de los pacientes, dependiendo de la urgencia y el estado clínico de cada persona. Conocer las características y diferencias entre una ambulancia VSL y un taxi concertado resulta fundamental para garantizar que se utiliza el servicio más adecuado en cada situación, optimizando tanto la seguridad del paciente como el uso eficiente de los recursos del sistema sanitario.
Características y equipamiento de las ambulancias VSL
Las ambulancias VSL, también conocidas como vehículos de soporte vital, forman parte del grupo de ambulancias asistenciales reguladas por el Real Decreto 836/2012 del 25 de mayo. Estas unidades están específicamente acondicionadas para prestar atención sanitaria durante el traslado del paciente. El equipamiento mínimo incluye una camilla de transporte adecuada, sistemas de sujeción homologados, tomas de oxígeno con posibilidad de administración regulada, desfibriladores y material de primeros auxilios completo. La normativa española establece que este tipo de ambulancia debe permitir la monitorización y atención básica del paciente en ruta, garantizando que cualquier complicación menor pueda ser atendida antes de llegar al centro sanitario de destino.
Requisitos técnicos y sanitarios obligatorios
Los requisitos técnicos para las ambulancias asistenciales de soporte vital básico son estrictos y están perfectamente definidos en la legislación vigente. El vehículo debe contar con espacio suficiente para permitir el trabajo del personal sanitario junto al paciente, iluminación interior adecuada para realizar intervenciones incluso de noche, sistemas de comunicación con los centros coordinadores y equipamiento de inmovilización para casos de trauma. Además, deben someterse a revisiones periódicas que certifiquen el correcto funcionamiento de todos los sistemas médicos instalados. El material sanitario incluye desde equipos de ventilación asistida hasta sistemas de aspiración, pasando por material de curas y medicamentos de urgencia. Todo este conjunto de recursos convierte a la ambulancia VSL en una unidad capacitada para atender emergencias médicas y traslados programados de pacientes que requieren vigilancia sanitaria durante el recorrido.
Personal cualificado y formación específica
El personal que trabaja en las ambulancias asistenciales debe contar con formación específica homologada. En el caso de las ambulancias de clase B, el equipo está compuesto por un conductor y un ayudante, ambos con titulación de Técnico en Emergencias Sanitarias. Estos profesionales, conocidos como TES, han recibido formación completa en técnicas de soporte vital básico, inmovilización, manejo de pacientes y protocolos de actuación ante diferentes situaciones clínicas. En las ambulancias de clase C o UVI móvil, destinadas a situaciones más críticas que requieren soporte vital avanzado, el equipo se amplía incluyendo un enfermero titulado y, cuando la situación lo requiere, un médico titulado. La presencia de personal sanitario cualificado marca una diferencia fundamental respecto a otros medios de transporte, ya que garantiza que durante el traslado se puede proporcionar atención profesional inmediata ante cualquier complicación.
El taxi concertado como alternativa de transporte sanitario
El taxi concertado representa una opción de transporte para pacientes que no requieren atención sanitaria durante el traslado pero que necesitan asistencia para acudir a consultas médicas, tratamientos o revisiones programadas. Este servicio se enmarca dentro de las prestaciones que algunos sistemas de salud ofrecen para facilitar el acceso de determinados colectivos a los servicios sanitarios. A diferencia de las ambulancias, el taxi concertado no dispone de equipamiento médico ni de personal sanitario a bordo, limitándose a realizar la función de transporte de un punto a otro. Su utilización está indicada principalmente para personas con movilidad reducida que necesitan desplazarse a centros sanitarios pero cuyo estado de salud es estable y no presenta riesgo de complicaciones durante el trayecto.
Condiciones de uso y limitaciones del servicio
Las condiciones para acceder al servicio de taxi concertado están claramente definidas por las autoridades sanitarias de cada comunidad autónoma. Generalmente, este servicio se prescribe para pacientes que deben acudir a tratamientos como diálisis, fisioterapia, radioterapia u otras terapias que requieren desplazamientos frecuentes al hospital o centro de salud. El paciente debe estar en condiciones de permanecer sentado durante el trayecto y no precisar vigilancia médica. Las limitaciones son claras: no se pueden utilizar taxis concertados para emergencias médicas, para pacientes que necesiten camilla, para quienes requieran oxígeno durante el traslado ni para personas cuyo estado clínico pueda empeorar durante el desplazamiento. El servicio está diseñado exclusivamente para traslados programados de pacientes estables que, por su situación personal o económica, tienen dificultades para utilizar medios de transporte convencionales.
Diferencias en cobertura y prestaciones asistenciales
La diferencia más evidente entre ambos servicios radica en las prestaciones asistenciales que pueden ofrecer. Mientras que una ambulancia VSL cuenta con todo el equipamiento necesario para atender situaciones de emergencia o complicaciones durante el traslado, el taxi concertado carece completamente de recursos sanitarios. En caso de que un paciente transportado en taxi concertado presente algún problema de salud durante el trayecto, será necesario detener el vehículo y solicitar asistencia sanitaria de emergencia llamando al 112. Por el contrario, en una ambulancia asistencial, el personal sanitario puede iniciar inmediatamente las maniobras de soporte vital o las intervenciones necesarias. Esta diferencia fundamental determina qué tipo de transporte es el adecuado para cada situación clínica. El taxi concertado resulta suficiente para pacientes totalmente estables que acuden a consultas o tratamientos rutinarios, mientras que la ambulancia es imprescindible cuando existe cualquier riesgo, por mínimo que sea, de complicación durante el desplazamiento.
Aspectos económicos y de reembolso en cada modalidad

Los costes asociados a cada tipo de transporte sanitario varían considerablemente debido a las diferencias en equipamiento, personal y naturaleza del servicio. Comprender estos aspectos económicos resulta esencial tanto para los usuarios como para las administraciones que gestionan estos recursos dentro del sistema sanitario público. La diferencia de precio refleja no solo el coste del vehículo y su mantenimiento, sino también la formación especializada del personal, el equipamiento médico que se debe renovar periódicamente y los seguros específicos que cada modalidad requiere.
Costes comparativos y tarifas aplicables
El coste de una ambulancia asistencial es significativamente superior al de un taxi concertado debido a múltiples factores. El equipamiento médico de una ambulancia requiere inversión inicial considerable y mantenimiento constante, los profesionales sanitarios que la tripulan tienen salarios acordes con su cualificación especializada, y los seguros de responsabilidad civil son más elevados dada la naturaleza crítica del servicio. Por el contrario, el taxi concertado opera con tarifas similares a las del transporte convencional, aunque pueden aplicarse suplementos por las características específicas del servicio, como esperas en centros sanitarios o ayuda para el acceso al vehículo. Cuando el servicio lo prescribe un médico y cumple los requisitos establecidos, el coste puede ser asumido total o parcialmente por el sistema sanitario público. Sin embargo, en traslados no cubiertos por la sanidad pública, la diferencia de precio entre contratar una ambulancia privada y un taxi convencional puede ser muy considerable, llegando la ambulancia a costar varias veces más que el taxi.
Procedimientos de cobertura por la seguridad social
La cobertura del transporte sanitario por parte de la seguridad social sigue protocolos establecidos que determinan qué tipo de servicio se autoriza en cada caso. Para que el transporte sea cubierto, debe existir una prescripción médica que justifique la necesidad del desplazamiento y especifique el tipo de vehículo requerido según el estado del paciente. Los traslados interhospitalarios, las consultas especializadas que no pueden realizarse en el centro habitual del paciente, los tratamientos que requieren desplazamientos frecuentes como la diálisis o la radioterapia, y las hospitalizaciones programadas pueden dar derecho a transporte sanitario cubierto. El médico prescriptor evaluará si el estado del paciente requiere ambulancia asistencial o si es suficiente con taxi concertado. En algunos casos, cuando el paciente puede desplazarse por sus propios medios pero debe hacerlo desde una localidad distante o tiene dificultades económicas acreditadas, también puede autorizarse el reembolso del transporte público utilizado. Los procedimientos administrativos para solicitar esta cobertura varían según la comunidad autónoma, pero generalmente requieren cumplimentar formularios específicos con la prescripción médica correspondiente y, en algunos casos, justificación de la necesidad social o económica del servicio.
Criterios para seleccionar el transporte más apropiado
La elección correcta del medio de transporte sanitario debe basarse en una evaluación objetiva del estado clínico del paciente, la distancia a recorrer, el tipo de tratamiento o consulta al que se acude y las circunstancias particulares de cada caso. Esta decisión no debe tomarse a la ligera, ya que utilizar un servicio inadecuado puede poner en riesgo la salud del paciente o suponer un uso ineficiente de recursos sanitarios que otros pacientes podrían necesitar. Los profesionales sanitarios aplican protocolos establecidos para determinar qué tipo de transporte es el más adecuado en cada situación.
Situaciones clínicas que requieren ambulancia VSL
Las ambulancias asistenciales son imprescindibles en múltiples escenarios clínicos donde existe riesgo vital o posibilidad de complicaciones durante el traslado. Los accidentes con traumatismos requieren siempre ambulancia equipada para inmovilización y atención de emergencias médicas. Los paros cardiorrespiratorios, crisis hipertensivas graves, dificultad respiratoria severa, dolor torácico compatible con infarto, accidentes cerebrovasculares agudos o cualquier situación que implique riesgo inmediato para la vida del paciente requieren atención por parte de param édicos o personal sanitario cualificado durante el traslado. Además de estas emergencias evidentes, también requieren ambulancia asistencial los traslados interhospitalarios de pacientes ingresados cuyo estado es inestable, los pacientes postoperatorios recientes que necesitan monitorización, las personas que requieren administración de oxígeno durante el desplazamiento y aquellos cuya patología, aunque no sea crítica en el momento, podría agravarse durante el trayecto. En estos casos, la presencia de personal sanitario y equipamiento médico puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una complicación menor y un daño permanente.
Casos en los que el taxi concertado es suficiente
El taxi concertado resulta apropiado para situaciones muy específicas donde el paciente está completamente estable pero necesita asistencia para el desplazamiento. Es adecuado para acudir a citas médicas de seguimiento, revisiones programadas, consultas de especialistas o pruebas diagnósticas cuando el paciente puede permanecer sentado durante el trayecto y no existe ningún riesgo de complicación. También es suficiente para traslados a tratamientos rutinarios como sesiones de fisioterapia ambulatoria, siempre que el estado del paciente sea estable. Las personas mayores con movilidad reducida que necesitan acudir a consultas pero no presentan patologías agudas, los pacientes con discapacidad física que dificulta el uso de transporte público pero cuyo estado de salud es bueno, o las personas que viven en zonas rurales alejadas de los centros sanitarios y necesitan desplazarse para tratamientos no urgentes, son candidatos ideales para el taxi concertado. La clave está en que no debe existir ninguna posibilidad razonable de que el paciente necesite atención sanitaria durante el traslado, ya que el conductor del taxi no tiene formación médica ni el vehículo dispone de equipamiento para emergencias.
